Hay una petición que acompaña a los productos de Apple desde hace años: que cuándo lanzarán una versión de X dispositivo más barata para usuarios con bolsillos ajustados. Y la respuesta suele ser siempre la misma: nunca. A excepción, si se puede considerar barato, del iPhone SE, el que es el smartphone más accesible del catálogo de la compañía.

Lanzado por primera vez en 2016, el iPhone SE es una versión especial que recuperó el diseño del iPhone 5s y más tarde el del iPhone 6 en 2020. Un teléfono móvil «inteligente» de precio reducido para gente que quiere dar sus primeros pasos en el ecosistema de la manzana mordida sin renunciar a unas características de hardware que ofrecen un buen resultado gracias a la optimización de iOS, el sistema operativo de Apple, pues bien es sabido que la relación hardware-software de la compañía es uno de sus puntos fuertes.

El nuevo iPhone SE (2022) repite la táctica: procesador y conectividad actuales para tener un rendimiento adecuado, incluso «similar» a lo que podríamos encontrar en los terminales más caros de la firma, pero con un punto que ya no queda bien después de tanto tiempo: su diseño.

Un diseño pasado de moda para no canibalizar las ventas de sus hermanos mayores

Comparación diseño iPhone 6, iPhone 8 y iPhone SE 2022.
iPhone 6 (2014) a la izquierda, iPhone 8 (2017) en el centro y iPhone SE (2022) a la derecha

Antes de meternos a fondo en el asunto, que quede claro una cosa: el iPhone SE es un móvil potente y preparado para el futuro en cuanto a posibilidades de conexión, con Wi-Fi 6 y 5G. Encontrar una alternativa en Android que ofrezca la misma experiencia de usuario es muy complicado, aunque hay teléfonos a ese precio muy buenos. El problema está en que es difícil que un fabricante optimice tan bien Android como Apple optimiza iOS con sus iPhone.

Que Apple lance un smartphone con un diseño refrito no es nuevo. Los cambios entre generaciones no son habituales y suelen estirarlo durante varios años con ligeros retoques para que tengan algo diferente. Ejemplo: la disposición de las cámaras entre el iPhone 12 y el iPhone 13. Pero una cosa es que se haga dos o tres años y otra muy distinta a arrastrarlo desde 2014. Porque a pesar de que se pasó del aluminio al cristal con el iPhone 8, es prácticamente la misma apariencia, con sus dos bordes gruesos arriba y abajo que desentonan muchísimo en pleno 2022.

Y luego está el doble rasero. Si Apple lo hace, no es tan malo. Pero si Samsung (por ponerla de ejemplo al ser una de las más significativas en el panorama Android) comercializa un móvil con un diseño muy anticuado, si tenemos en cuenta lo rápido que evoluciona la tecnología y que ya hay dispositivos plegables, es un gran escándalo.

Si Apple hubiera lanzado un iPhone SE con el diseño del XR, esto es con frontal «todo pantalla», notch y Face ID, al precio de 529 euros con la configuración base (el de 2020 partía de los 489 euros), otro gallo cantaría. Pero no lo hará porque canibalizaría modelos más caros. Mucha gente no encontraría razones suficientes como para invertir cientos de euros más en los modelos Pro o sin apellido. Es probable que lo haga en el momento en que el frontal de sus dispositivos pueda diferenciarse, como con el diseño de raya y punto que se rumorea que tendrá el iPhone 14.

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